jueves, 16 de agosto de 2012

Columna de Héctor Delgado: Educación, comida o hambruna (VI de X)

“*Lo único que me importa es lo que debo hacer cada mañana, y hacerlo. En eso estoy”: Gore Vidal, “Gore Vidal: Estados Unidos y México”, de Rafael Vargas (Proceso, 1867, 12 de agosto)

Hasta el día de hoy varias Secretarías de Estado han sido alcahuetas de muchas maneras, por omisión, del flagelo antieconómico, antisocial –terriblemente antiestético- por la obesidad/porcina que padece nuestro pueblo: Economía (SE) SAGARPA, SEP. Claro que no son las únicas responsables.
Su roquita de arena han puesto madres/padres de familia. Éstos ceden poder y responsabilidad en la alimentación de niños y adolescentes escolares. Inclusive desde lactantes. Todas las chatarras enlatadas y embotelladas llevan adictivos y conservadores. Tragadores y bebedores consumistas se vuelven contumaces irrefrenables (recuérdese la película “El Informante”, con Rusell Crowe, donde es perseguido por denunciar cómo los fabricantes transnacionales de cigarrillos añaden substancias químicas para lesionar el cerebro de fumadores –hasta la fecha- y se hagan adictos).  Peor sucede con las porquerías chatarra que engullen  escolares a la hora del recreo, a la salida, e igual que nuestros cerdos en la ganadería extensiva que practicamos en México, sueltos a hozar interminablemente. Observen a niños y jóvenes de todo nivel escolar y clase social. Con las manos puercas tragan a todas horas. Ya hundidos en la obesidad/porcina encima, tragan en el Metro, Metrobús, micros y caminando porque “no pueden comer sólo una”, y ‘naturalmente’ tienen que “llenarse de alegría” hasta la náusea con aguas negras embotelladas.
      
Es casi imposible para los maestros de educación básica poder controlar eso, si desde el hogar madres/padres lo fomentan y toleran. Más aún, las cooperativas escolares que deberían funcionar pedagógicamente “como antes”, y solamente vender comida mexicana -¡¿acaso la Gastronomía Nacional no es patrimonio intangible de la UNESCO?!-, e impedir venta de chatarras engordadoras y esas aguas negras al interior de las escuelas. Ahí está la clave.
 
Las familias deben autoprotegerse. Mandar al estudiante con refrigerio hecho en casa, sazonado, higiénico, saludable. Enseñarlo a lavarse manos antes de comerlo. Esto es esencial, por razón de Estado y Seguridad Nacional. Porque lo expresan tardíamente autoridades alarmadas de Salud: IMSS, SSA e ISSSTE: son insuficientes camas de hospitales para atender escuincles y ancianos prematuros obesos/porcinos por diabetes, cardiovasculares, insuficiencia renal, hepatitis, pies plantígrados, sudorosos pestilentes…
 
Más que ningunos, niñas/adolescentes –muchas parecen embarazadas de “cuates”- quienes padecen eterna depresión por el rechazo natural que provoca su obesidad/porcina fomentada desde su hogar. Porque en lugar de beber agua de frutas preparada  en  casa, mandan a niños a comprar refrescos embotellados (ya se sabe, es muy fácil cambiar de botella, raíz del alcoholismo juvenil); la transculturación infiltrada por el “american way of life”, ha trastocado para mal las costumbres del pueblo mexicano.
     
Claro, con la complicidad de gobernantes entreguistas, quienes dejaron de construir servicios sanitarios, e introducir agua potable higiénica. Los consorcios transnacionales llegan con sus aguas negras, publicidad engañabobos subliminal y penetran hasta el último rincón de caseríos inhóspitos abandonados por los tres niveles de gobierno. ¡¿Conoce usted alguna ranchería que no anuncie aguas negras y chatarras?!  Ese es el crimen de Lesa Sociedad contra el pueblo mexicano, que aplasta su educación, cultura y economía.  Fomenta desnutrición y hambruna, porque esos brebajes y tragazones, sólo inflan la panza, dan sensación de “llenura” al obeso tragón. Además, envases y envolturas –que pagan los consumidores- son basura antiecológica, tapan drenajes, azolvan arroyos y ríos.       Muchas expectativas con visión de Estado se perfilan al momento de que asuma el poder el presidente electo Enrique Peña Nieto, hombre joven con hijos en edad escolar. 

Junto a equipos de gobierno. Deberán ejercerlo con visión global competitiva, basamentada en la memoria histórica del pueblo mexicano revolucionario. Sin ello no saldremos de pericos perros subdesarrollados para siempre aun en este Siglo XXI.  El rescate de la nueva grandeza mexicana reside además en las inversiones racionales para el campo mexicano, rescatar la economía autosuficiente para recuperar nuestra independencia alimentaria. Nos han convertido en un pueblo que ya ni huevos nacionales tiene ni maíz. Los importamos. 

Ahora nos informan tendremos huevos “made in China”, porque los nuestros no son suficientes. ¡El colmo! Lo dicho, sinergia: SEP, SE, SAGARPA, y huevos suficientes junto con maíz…para los huevos rancheros de México.      hdelgadoraices@yahoo.com.mx   @HectorDelgadoD     unomásuno D.R. 2012

Héctor Delgado
Columnista

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